sábado, 4 de julio de 2015

¡DEJE ASÍ!

Por: Carlos Fernando Quintero

Desde hace unos buenos meses decidí no asistir a las exposiciones que organizan en mi pueblo, ni los aledaños, ni los del país. Los eventos son tan de dudosa calidad, por no decir más o menos, que prefiero evitarme la pena y el mal genio de tan siquiera asistir. La situación me ha llevado a buscar tiquetes aéreos y ver exposiciones en otros rumbos, en territorios conocidos y con más posibilidades de rigor, criterio y hasta sentido común expositivo. Así que pronto, y por estos motivos, saldré(mos) del país… el problema es que regresaré(mos)…

Sin embargo, las ganas de saludar a las amigas de años y el morbo, puede más que los buenos propósitos. Por estos motivos, terminé viendo el 15 Salón Regional en la sede de La Tertulia, nuestro querido museo local. La verdad, no tenía muchas esperanzas. Y mi desconfianza se ratificó desde la primera sala, la subterránea de la institución. En primer lugar, la información básica de la exposición, los artistas y las obras brilla por su ausencia. En esta sala sólo hay un pendón. Al interior, la oscuridad, rezago de la despropositada exposición anterior (como que había qué sacarle más “jugo” a las cortinas negras), apenas deja ver los objetos luminosos y dificulta la movilidad de los espectadores. Escapa uno de matarse, tropezando o cayendo por las escaleras. No hay señalización visual, ni guía, ni ninguna advertencia. Menos hay fichas técnicas, ni información sobre las obras o los artistas Esta es una moda que ha calado bastante en Cali. Los organizadores de exposiciones han decidido prescindir de los títulos, técnicas, materiales y fechas de las obras, como si estas simples informaciones no fueran parte fundamental de las mismas. Así que, quien quiera aún visitar la sala, tendrá qué hacerlo por su propia cuenta y riesgo, tanto por su integridad física al moverse por la oscura sala, sin guía, así como por la falta de información sobre las obras y los artistas.

Vista general Sala Subterráneo Museo La Tertulia. 
15 Salones regionales, Cali.

En el primer piso del edificio de la colección del museo se encuentra alojada la siguiente muestra del mismo evento. Si bien aquí mejoran las condiciones de luz para los espectadores, no es lo mismo para las obras. Debo decir que conozco a algunos de los autores y sus procesos creativos, porque han sido mis estudiantes en talleres y cursos en la Universidad del Cauca en Popayán. La escogencia de las piezas y autores, los que conozco, me parece acertada. Sus obras o procesos artísticos tienen condiciones tanto técnicas como conceptuales para hacer parte de este evento. Sin embargo, cuando visité la sala me encontré con piezas que me parecieron extrañas, distantes, desangeladas. En al menos un caso hay un deterioro significativo e injustificado de la obra. La obra de Leonardo Amador, hasta donde entiendo y recuerdo, un sutil tapiz de ceniza, material que es utilizado en la construcción de las viviendas de las comunidades indígenas del norte del Cauca, se debería conservar intacta, lo que no sucedió, ya que fue pisoteado por los asistentes a la inauguración. Claro, hasta la tarde de hoy, un día después, no había señalización adecuada que permitiera la preservación de la obra y con las pisadas ya existentes, los nuevos visitantes se tientan a "interactuar" con la pieza. 

Dos obras en el 15 Salón Regional, Cali.

El gran problema es la pésima museografía y el dudoso montaje. Al parecer, y siguiendo los “lineamientos” museales de la institución, a los “curadores” se les ocurrió “jugar” con las obras en el espacio… Pues, ¡perdieron! Perdieron sobre todo los artistas y sus obras, porque en esa aglomeración arbitraria, simulacro mal formado de montaje y de intelectualidad, nada se ve, ni siquiera se aprecia. Toda la sutileza y potencia de las obras se pierde en este desproporcionado marisma. Eso lo puedo evidenciar con los cuatro o cinco que más conozco, pero parece que es igual para todos los demás. Ya dos de los participantes han manifestado su inconformidad y su malestar ante este kvernícola kvernoso kvernario. Seguro llegarán más quejas…

Obra de Leonardo Amador en el 15 Salón Regional.
La obra se encuentra deteriorada por la acción de los espectadores, montada en un espacio estrecho e inadecuado y sin ningún tipo de señalización.


Este cenagoso 15 salón regional tiene otras sedes, a las cuáles no iré ni porque me paguen. No sé qué vaya a pasar con este evento. Creo que poco me importa ya. Total, en este medio como que nada importa, sólo cumplir con la cuota ministerial, con la apariencia de “progreso”… Mejor, ¡deje así!.

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